miércoles, 8 de diciembre de 2010

SÓCRATES: LA FUNDACIÓN DE LA FILOSOFÍA MORAL

Sócrates nació en Atenas sobre el 470 a.C, de padre escultor y madre comadrona. Sin aspiración política alguna, a diferencia de los sofistas, no dejó nada escrito. Practicaba un tipo de enseñanza directa, mediante el empleo del díalogo, y orientada a cuestiones de tipo práctio-moral, pero sin cobrar por sus enseñanzas, no como los sofistas. Ciudadano ateniense ejemplar, participó con gran valor en la guerra del Peloponeso. Tras el gobierno de los Treinta Tiranos, en los que se vio envuelto en graves dificultades por su integridad política y respeto a las leyes de la polis, se restableció el gobierno democrático, que acabaría por acusarle de impiedad y corruptor de los jóvenes atenienses. Fue juzgado y condenado a muerto, mediante la ingestión de cicuta en el 399. Sus amigos le prepararon la huida, pero Sócrates, renuncia, ya que ello iba en contra de las leyes atenienses.

Su juicio y condena debe relacionarse con la influencia que los sofista ejercieron en la sociedad ateniense en aquella época. Sócrates compartía con los sofisas el interés por las cuestiones éticas y morales que adquirieron gran importancia en la Atenas democrática. Pretende que sus conocimientos posean una dimensión pragmática, orientada a desarrollar la virtud. Sin embargo, eran mucho más importante las diferencias que con estos mantenía. Como ya hemos apuntado, se dedicaba a discutir con cualquiera que quisiera prácticamente sobre cualquier tema, sin pretender con ello recibir dinero alguno. Sólo le interesaba la búsqueda de la verdad. Por ello, será enemigo del agnosticismo ontológico, del escepticismo epistemológico y del relativismo moral que caracterizaban a la mayoría de los sofistas. Desde el punto de vista metodológico, se distanciaba también claramente, al adoptar el diálogo como estrategia básica para llegar a puntos de encuentro sobre las cuestiones que debatían, huyendo siempre de los monólogos y los retóricos discursos que sólo buscaban embaucar y seducir a los oyentes.
En este diálogo había dos momentos importantes: el negativo, caracterizado por la ironía, que buscaba poner de manifiesto las contradicciones en las que caía su interlocutor, mostrarle crudamente su ignorancia y ponerle en la adecuada situación que le permitiese adentrarse en el camino de la verdad. A continuación, se pasa al momento positivo, la mayeútica, en el cual, el interlocutor se deja ya dirigir por las preguntas y respuestas de Sócrates hasta alumbrar por sí mismo el conocimiento que lleva inscrito en su alma. Sócrates recuerda con frecuencia que en esta fase su función es análoga a la de la comadrona, profesión que conocía bien, y que simplemente ayudaba a la parturienta a dar a luz con éxito al hijo que lleva dentro.

En su dialogar puede observarse que Sócrates gusta partir siempre de ejemplos concretos y contraejemplos, con el fin de ir, paulatinamente ascendiendo, por comparación y contrastación, en el grado de abstracción, que le permitiese formular la definición más universal y válida posible. Se trata de un método inductivo que parte siempre de lo particular para intentar acceder a lo universal. Su búsqueda solía girar con frecuencia en torno a conceptos morales o estéticos, como el valor, la belleza o la justicia.

En su dialogar por Atenas, Sócrates afianzó su tesis epistemológica y moral básica, el denominado “intelectualismo moral” y consistente en pensar que nadie hace mal a sabiendas y que, por tanto, el origen de todo desatino moral debe buscarse en la ignorancia. El camino hacia la virtud es el camino del conocimiento: cuanto mayor sea el ejercicio del intelecto y mayor sea el grado de sabiduría alcanzado mayor será la dignidad moral que alcance el ciudadano y más ajustado resultará su comportamiento. Sócrates está firmemente convencido que la virtud será algo al alcance de cualquier ciudadano que guste de formarse intelectualmente, dejando por ello de ser coto privado de la clase aristocrática y democratizando un concepto central en la sociedad ateniense.
Este planteamiento será adoptado de manera fundamental tanto por su discípulo Platón como por Aristóteles, aunque ellos le darán su enfoque personal, corrigiéndolo y adaptándolo a la realidad de la polis.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Deja aquí tus dudas o comentarios. Las atenderemos en cuanto nos sea posible. Gracias