miércoles, 12 de enero de 2011

ÉTICA Y POLÍTICA EN STO. TOMÁS DE AQUINO




Tanto en la ética como en la Política, puede verse con claridad la influencia de Aristóteles en la obra de Sto Tomás.

La ética de carácter teleológica, intelectualista y eudaimonista, se basa en la idea de Dios y del mundo, Dios es el Bien Supremo. Por ello, la ética está focalizada en el Bien Supremo-Dios, como referencia última de todo bien particular. La marcha del mundo está bajo la Providencia, ordenación del mundo con vistas al fn último y la Presciencia, es decir, Dios conoce todo lo que acontece y ha de acontecer.
Ahora bien, el hombre no actúa necesariamente según los designios de la Providencia, sino que tiene libre albedrío. Dios conoce sólo aquello que el hombre decide libremente.
Esta libertad debe encontrarse guiada por la inteligencia y buscar el fin que le es más propio, que, al igual que en Aristóteles, es la felicidad.
El intelecto suministra a la voluntad una imagen del bien y ésta tiende a seguirla. Igual que la razón especulativa tiene un hábito natural para captar los primeros principios de conocimiento y lo primero que aprehende es el ser, la razón practica, cuando lleva a cabo la misma operación, lo primero que capta es el bien.
Sólo que no capta el Bien Supremo, sino bienes particulares que conducen al Bien La virtud consistirá en saber adecuar nuestra conducta a estos bienes, en adquirir el hábito de tender a estos bienes particulares que nos acerquen al Supremo Bien.
Así, a las virtudes intelectuales, Sto. Tomás añadirá las morales, que denomina cardinales, a saber, prudencia, justicia, fortaleza y templanza. A ellas sumará las teogonales, fe, esperanza y caridad, que se ejercitan por la gracia de Dios y potencian nuestro libre albedrío para elegir correctamente.
Pero en la medida en que el hombre no se ejercita en estas virtudes, que son hábitos de comportamiento que debe trabajar y cultivar, el hombre, en el ejercicio de su libertad, podrá presentar una mala conducta, elegir lo que no le conviene, caer en las tentaciones e inclinarse hacia el culpable pecado, hacia el mal, que el de Aquinate explica, siguiendo a San Agustín, como ausencia del Bien Supremo, que en Dios es absoluto. El mal, para Sto. Tomás, carece de sustantividad propia, es un alejamiento del bien, producto de un mal uso de la libertad con la que Dios nos ha distinguido del resto de las criaturas. La opción del pecado es el precio que el hombre paga por su libertad.

En cuanto a la política, Sto. Tomás expone que el gobierno del mundo se lleva a cabo por leyes que son:
Ø La ley eterna, dictada por Dios para siempre y para todos los seres
Ø La ley natural, y que es el reflejo de la ley eterna en el mundo. Ésta supone tres inclinaciones fundamentales:
o Inclinación al bien natural común a todos los seres, por el cual, todos tienden a la autoconservación
o Inclinación al bien animal por el que todos los seres animados buscan lo que por naturaleza les corresponde
o Inclinación al bien racional, propio del ser humano.
Ø Le ley divina, dictada por Dios al hombre para conseguir su fin supremo y sobrenatural
Ø La ley humana (ley positiva), inventada por los hombres para regular la vida terrenal. Ésta
o Siempre ha de ajustarse a la ley natural racional, pues de lo contrario no sería justa ni sería ley
o Sólo puede ser dictada por la comunidad o por quien la represente (el gobernante)
o Debe encontrarse dirigida hacia el bien común

Como Aristóteles, Sto. Tomás distingue diversas formas de gobierno. Se inclina por la Monarquía porque garantiza el orden unitario de la sociedad y porque es la que más se aproxima al gobierno ideal del mundo llevado a cabo por Dios.
El gobierno civil es sólo para la consecución del bien común en esta vida. Pero éste no debe resultar incompatible con el bien supremo divino, sino, por el contrario, debe tenerlo siempre presente para adecuarse debidamente a él. Tampoco compete al gobierno civil afirmar o negar nada al respecto del bien supremo divino. Tan sólo el Papa, en tanto que representante de Dios en la tierra, puede legislar al respecto.En consecuencia, aunque Sto Tomás procura postular la independencia del poder civil con respecto al religioso, se observa con claridad que el primero se encuentra subordinado a éste último.

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